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EL ESTATUS SOCIAL AHORA TAMBIEN ES VIRTUAL

Nuestro entorno cambia rápidamente y  nosotros con él. Según vamos adaptándonos a los cambios, la posición que alcanzamos en el círculo de la sociedad en el que nos toca vivir y que nos afecta, varía.
Hace ya unas décadas, en los entornos rurales las fuerzas vivas, compuestas por el cura, el médico, el alcalde, el comandante de puesto de la Guardia Civil y algún cacique adinerado afín a la causa, conformaban uno de los círculos de estatus social mejor posicionados.
En las ciudades y entre la gente más joven principalmente, el estatus social se regía y lo sigue haciendo, identificando a sus miembros por gustos musicales y formas de vestir, el heavy o el punk, los góticos o los skaters. Yo, aún recuerdo mi primer levis etiqueta roja, que me hizo subir en mi estatus social (que complicado y sencillo a la vez, era todo antes.)
Pero lo que más influye en el estatus social es el entorno en el que cada uno se mueve, y es que el alcalde de un pueblo que tiene un estatus elevado en su localidad, cuando se va a otra ciudad, no es más que un mindundi, por mucho que intente caminar erguido, con el bastón de mando y  cara de supervisarlo todo.
Nos sacan de nuestro entorno y nuestra posición cambia, de estar el primero, al último. Le puede pasar a un famoso de cualquier país, cuya fama sea en el ámbito nacional, sale a otro lugar foráneo y no deja de ser uno entre un millón.
Y es que estoy seguro que hasta entre los perro-flautas, hay un estatus, y no tendrá la misma posición  el que toca la flauta, que el que pasea al perro, o a lo mejor sí, igual que en la prehistoria, no tenía el mismo estatus el jefe de la tribu, que el que se encargaba de que no se apagara el fuego. No me equivoco si digo que el que se apretaba primero a las hembras era el líder.
Lo que está claro es que el estatus y el entorno van ligados de la mano, y si salimos de nuestro contexto convencidos de que la posición va a ser la misma, puede que metamos la pata y quedemos como el culo. No hay más que recordar la horrible instantánea de las hijas de ZP vestidas de neogóticas en la foto con Obama. Creo que desde entonces luce la tez un poco más pálida..., digo Obama.
Pues ahora resulta que con las redes sociales existe el estatus virtual, y los famosos también lo quieren ser en la red, con estadísticas de miles o millones de seguidores, amigos,  y me gusta.
Pero ya en esa rueda entramos todos. Parece que el juego de ser, él o la, más popular del instituto, como en las pelis americanas, la capitana de las animadoras y el Quarterback del equipo de rugby, se ha extendido a todos los usuarios del Facebook,  Twitter, o la de los hermanos musulmanes, que también tienen la suya.
El otro día sin ir más lejos, Pedro J. Celebraba, su seguidor número 100.000 en Twitter, a bombo y platillo, con una noticia en su periódico, y he de reconocer que también  le sigo, vendré a ser el número 99.254. Ya puestos podía haberse tirado el rollo, y a los últimos mil, nos tenía que haber invitado a unas birras ¡Coño! Que para eso hemos ayudado a el notición.
Viendo como están las cosas y teniendo ya bastante con el estatus de mi entorno social, que para ser sinceros personalmente, me la pela, yo  me niego a entrar en ese pique de coleccionar seguidores y amigos, como el que colecciona cromos de las Monster Highs, para así aparentar tener un buen estatus virtual. Y mis amigos que tenga en Facebook y mis seguidores del  twitter, ya sean pocos o lleguen a ser muchos, prefiero que sean más de calidad y menos de cantidad, puesto que todo lo anterior no deja de ser una banalidad. Además, si hay que hacer una paella, pues será más fácil que me salga buena, y seguro que más barata, si es para 10, que para 1.000, 10.000, 100.000 o un millón.
Safe Creative #1205071601159

1 comentario:

  1. Me encanta cómo te expresas. Hay una mezcla en tus escritos de verdad y de sentido del humor bastante atractiva.
    Lo mejor: El estatus social de los "perro-flautas" (creía que me daba algo; el querer ser popular a la americana y, por supuesto, ese recuerdo a los Levi´s etiqueta roja. Yo tengo uno más antiguo: El de los Soviets ¿Te acuerdas? También dependía del color de la etiqueta lo guay que eras.
    Y los Charro...los Liberto ¿Qué habrá sido de ellos?
    P.D. Yo le casqué un mamporro a una del instituto por decir que mis vaqueros eran falsos, jeje. No lo eran ¡Tía asquerosa!
    Saludos, sigo cotilleando por aquí

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